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La Ciudad de México en 1867

A continuación se muestra un mapa de la Ciudad de México en el año de 1867. Si bien este no es el siglo que se está abordando, servirá para darnos un referente de lo que constituía la ciudad para esos años. Además en este mapa se nos muestran las Iglesias, parroquias y servicios públicos con los que contaba la ciudad de México, permitiéndonos de esta manera no sólo localizar los conventos que aún persistían (aunque no con la misma función) en el siglo XIX, sino también darnos cuenta de que existieron en la Ciudad de México otro sinnúmero de Iglesias, conventos (de monjes) y colegios. El mapa es un acercamiento a la Ciudad de México del siglo XVII. Hay que observar que si bien para mediados del siglo XIX la Ciudad de México seguía siendo prácticamente el centro de la actual ciudad, para el siglo XVII las dimensiones se reducían aún más. Y sin más preámbulos dejo aquí el mapa para su análisis.

Espinoza Luis J.M Álvarez (1867). Plano de la Ciudad de México. Litografía. 78×106 cm. No. Clasificador 230-CGE-725-A. Consultado de la Mapoteca Orozco y Berra: http://www.siap.gob.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=66&Itemid=389

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La Ciudad de México novohispana y sus conventos de monjas: espacios de melancolía, refugio y reclusión.

  • La ciudad de México en la Nueva España

La historia de la Ciudad de México en la Nueva España se explica en parte por el modelo diseñado por la sociedad castellana de la que eran originarios los conquistadores que llegaron al Nuevo Mundo, sin embargo no se debe ignorar el hecho de que América no era un lugar inhabitado o sin historia, en el  que se pudiera llegar e imponer el modelo de vida esperado; sino que era un lugar en que  potentes civilizaciones eran poseedoras de su propio diseño de sociedad y en el que ya se encontraba establecido un sistema de organización (Morant, 2005). Este hecho dio especificidad a los fenómenos acaecidos en la Nueva España, y la diferenció tanto de España como de  las otras colonias en América.

Si bien Nueva España era diferente a España, también es verdad que se guardaban semejanzas, no tan sólo con ella, sino con el mundo Europeo en general. A nivel global la Ciudad de México entró en el proceso de intercambio de la época, comenzando así la constitución de la sociedad mundial que sirvió de premisa para el proceso de especialización que desde esos días se viene gestando. También a escala global se estaba experimentando un cambio  de sistema económico. Los países europeos se encontraban en transición del feudalismo al capitalismo, teniendo éstos ya muchas características de este último sistema.

La semejanza entre Europa y el mundo colonial también puede explicarse  a partir de la categoría de lugar. Es importante entender que los lugares comienzan a especializarse en función de la sociedad mundial, así al convertirse la Ciudad de México de la Nueva España en una de ellas, es decir al servicio de los intereses y necesidades de la vida europea, ésta comenzó a especializarse en los productos que Europa necesitaba, entrando así en un circulo de producción para exportación y no para consumo propio. Nueva España fue la gran dadora de riquezas a España durante los tres siglos que duró la Colonia.

Un rasgo que logró trasladar España a América fue la sociedad patriarcal. Ésta tuvo singular aceptación debido a que tanto castellanos como indios americanos coincidían  en ideas esenciales como la indiscutible autoridad masculina, la convivencia en grupos pequeños, compatible con la solidaridad de la parentela; y la unidad familiar como núcleo de producción, de reproducción, de distribución y de socialización (Ariés y Duby, 2001).  Sin embargo el nivel de misoginia presentado por ambas sociedades no era el mismo. En España se va a desarrollar una actitud muy represiva frente a la sexualidad. La repugnancia por el amor, por el deseo, por la mujer como objeto de pecado, son sentimientos que caracterizan a la sociedad española y católica (Mengal, 2003). A su vez a comienzos del siglo XVI, y como resultado de la reunificación política y religiosa de España, la iglesia católica comenzó  un proceso de reforma interna para solidificar las bases espirituales de la religión. Como resultado, el siglo XVI produjo algunas de las figuras más notables de la espiritualidad católica (Morant, p. 667).

El ambiente que se vivía en los siglos XVI y XVII en la Ciudad de México era de misticismo y melancolía. Ambientes creados por una exacerbación religiosa, y materializados a través de iglesias y conventos, mediante mujeres encerradas en sus hogares, identificada con calles escasas de figuras femeninas, o con alguna que otra tapada de cabo a rabo. Misticismo que provocó la fundación de instituciones como la Inquisición y melancolía que causó que muchas mujeres de la época se volvieran locas, y que sin embargo ellas creyeran que estaban sintiendo la “mano divina”. Así nos situamos en una ciudad en transición, con aspiraciones europeas, pero con una realidad muy distinta: una sociedad que pretendía ignorar su pasado, el cual si embargo vivía y se reproducía en ellos, y que fue el que logró dar especificidad a esta peculiar ciudad.

Bibliografía:

  • Morant, Isabel (2005) Historia de las mujeres en España y América Latina. El mundo  moderno. Editorial Cátedra. España.
  • Mengal, Paul (2003) Melancolía erótica e histeria. Revista de la Universidad del Norte, agosto, número 001. Universidad del Norte. Colombia.
  • Duby, George (2001) Historia de la vida privada II. Del renacimiento a la vida modera. Taurus, España
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